Las diaconisas se encontraban incluidas en el cuadro de oficiales de las iglesias cristianas primitivas: “Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo”(Rom. 16:1, 2)